Nace RIAPD: Red Internacional de Asociaciones de Personas Desaparecidas
RIAP está constituida por ocho organizaciones sin fines de lucro originarias de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México y Perú.
Conseguir que los casos de desapariciones puedan resolverse de manera rápida y eficiente, y contribuir a la prevención para evitar futuras desapariciones son los objetivos principales de la Red Internacional de Asociaciones de Personas Desaparecidas (RIAPD). El colectivo fue constituido el pasado viernes 21 de julio por ocho organizaciones que tienen en común la búsqueda de personas desaparecidas y el apoyo a sus familiares sin fines de lucro: Missing Children Argentina, Associação de Apoio e Busca por Desaparecidos do Brasil (AABD), Fundación Desaparecidos Chile, Fundación Desaparecidos Colombia Huellas de Cristal, Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), Asociación Sosdesaparecidos (España), Unión Regional de Búsqueda del Bajío, en México, y Capital Humano y Social Alternativo (CHS Alternativo) de Perú.
La solidaridad y la colaboración, unida a la empatía y la esperanza son los cimientos que sustentan una organización sin fines de lucro formada por voluntarias y voluntarios y familiares de personas desaparecidas; todas ellas conocedoras de una problemática que, si bien acontece en contextos distintos, como son las desapariciones ocasionadas por el narcotráfico, la explotación adolescente e infantil, o a causa de enfermedades neurodegenerativas, comparten la necesidad de que existan políticas públicas e investigaciones diligentes que permitan encontrar a las víctimas con vida.
Para ello, RIAPD se propone compartir metodologías de trabajo, como protocolos de actuación o cursos de búsqueda, y promover iniciativas internacionales que aumenten la difusión de las alertas y posibiliten la prevención mediante el uso de herramientas digitales, constituyéndose así en un recurso para las autoridades gubernamentales de cada país. En este sentido, uno de los primeros proyectos que ha puesto en común es la búsqueda por reconocimiento facial. Implementada por la Asociación Sosdesaparecidos en España el pasado mes de marzo, se trata de una iniciativa de voluntariado por la que las personas interesadas pueden unirse desde su teléfono móvil a un álbum de Google Drive en el que se encuentran imágenes de personas desaparecidas. La tecnología de reconocimiento facial compara las fotografías del álbum con las que se encuentran en la galería de imágenes de cada usuario o usuaria, y en el caso de encontrar una coincidencia, traslada una notificación para que el portador o portadora del teléfono pueda enviar la fotografía a la asociación correspondiente, cuyos miembros a su vez la remitirán a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
“Todos los países que formamos parte de RIAPD hemos apostado firmemente por la colaboración, y lo hemos hecho con mucha ilusión. RIAPD es una herramienta, no sólo para las personas desaparecidas y sus familiares, sino también un marco de colaboración con los distintos cuerpos de policía y autoridades gubernamentales de cada país. Nuestra intención es trabajar conjuntamente para que, a la vez que crecemos en conocimiento y experiencia, consigamos agilizar los procesos de búsqueda y facilitar ayuda en aquellos casos de desaparición internacional en los que la persona sea localizada”, afirma Joaquín Amills, presidente de la Asociación Sosdesaparecidos, que será la organización coordinadora de la red internacional durante los próximos dos años.
RIAPD inicia su recorrido con la presencia de ocho entidades procedentes del tercer sector, si bien, como destacan sus propios integrantes, la red permanecerá abierta para facilitar la incorporación de aquellas organizaciones sin ánimo de lucro que compartan sus mismos intereses.
UNA PROBLEMÁTICA DIVERSA
RIAPD está concebida como una organización operativa que busca aportar soluciones a las realidades sociales de cada uno de los países miembros. Sus integrantes, por lo tanto, deberán hacer frente a situaciones que van desde desapariciones forzadas a casos de explotación adolescente e infantil, pasando por sustracciones parentales y desapariciones que se producen a causa de enfermedades neurodegenerativas.
“Para Missing Children Argentina, integrarse en RIAPD significa un paso más en el fortalecimiento de las estrategias que ponemos en práctica para encontrar a los chicos perdidos en Argentina. Entendemos que este vínculo favorecerá a todas las organizaciones que la integran y, fundamentalmente, ayudará a generar conciencia acerca de esta problemática y a acortar los tiempos de búsqueda”, sostiene Ana Rosa Llobet, presidenta de Missing Children Argentina, una organización que surgió en 1999 como respuesta a las demandas de búsqueda de menores que la sociedad civil elevaba a las autoridades. Según los datos de la propia asociación, desde ese año hasta la actualidad han recibido alrededor de 17.800 denuncias, la mayoría de adolescentes y mujeres, de las cuales cerca del 99% se han resuelto de manera positiva.
La Associação de Apoio e Busca por Desaparecidos do Brasil (AABD) es una organización que centra parte de sus esfuerzos en exigir que las víctimas de desaparición vean cumplidos sus derechos. Se constituyó oficialmente en 2021, aunque sus acciones de difusión se iniciaron cuatro años atrás. En palabras de Clovis A. Marques, representante de la organización: “La unidad que promueve RIAPD es fundamental para ampliar fronteras y conseguir que las familias se sientan más apoyadas y fortalecidas”. Durante los últimos años, el Anuario Brasileño de Seguridad Pública ha anunciado que el país tiene registradas en torno a 80.000 denuncias por desaparición. Para reducir la problemática, el documento urge a implementar una política pública nacional, con información centralizada, un sistema de intercambio de datos e información, protocolos y un canal de diálogo permanente con los familiares.
Por su parte, Ignacio Téllez, Director de la Fundación Desaparecidos Chile, considera que RIAPD será sumamente importante y valiosa para avanzar en el objetivo que une a todos los países miembros, que es encontrar a personas desaparecidas por diversas causas. “Tenemos la esperanza de que la red resulte muy provechosa tanto para plantear iniciativas o proyectos, como para compartir información y experiencia”, destaca. La organización que dirige fue fundada en 2016, y desde entonces sus miembros dedican sus esfuerzos a servir de apoyo a las familias, proporcionando ayuda legal, psicológica o recursos en búsquedas, además de prestar capacitación y asesoría especializada a Ong’s e instituciones gubernamentales, siendo también miembro de mesas técnicas de trabajo. Como el propio Téllez reconoce, uno de los asuntos pendientes en Chile es la sistematización de la información, de modo que en el futuro existan bases de datos de personas desaparecidas y restos humanos sin identificar. Un primer paso se concretó en el 2022 con la Ley 21.500 que regula el Proceso Unificado de Búsqueda de Personas Desaparecidas, y creó el Sistema Interconectado para estos efectos (Ministerio del Interior y Seguridad Pública).
En Colombia se estima que existen alrededor de 140.000 personas desaparecidas, aunque, según señala Rossy Roa, directora de la Fundación Desaparecidos Colombia Huellas de Cristal, constituida en 2016, las cifras son superiores, puesto que las familias no siempre interponen la denuncia para salvaguardar su seguridad. En un conflicto armado como el que atraviesa el país, la labor de búsqueda e identificación de víctimas de la Fundación contribuye a dar una respuesta a madres, padres, hermanos y hermanas que desconocen el paradero de su ser querido. “Con RIAPD ampliaremos nuestros esfuerzos para apoyar a las familias. Es un trabajo que nunca se acaba, que se realiza todos los días del año. Sufrimos, porque también somos víctimas, pero el amor lo compensa todo. El cariño que sentimos hacia las familias nos lleva a hacer todo lo posible para apoyarlas”, manifiesta su representante.
La situación en Ecuador también exige una respuesta que impulse la unificación de estadísticas por parte de sus autoridades. Como indica Lidia Rueda, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas en Ecuador (Asfadec), se estima que actualmente existen más de 4.000 personas desaparecidas en el país. Sin embargo, se trata de cifras aproximadas, puesto que, a pesar de las demandas de Asfadec desde el año 2012, no existe un registro único oficial de personas desaparecidas. “El Estado ecuatoriano es ineficaz en los procesos de derechos a la verdad, a la memoria, justicia y reparación integral de los familiares de personas desaparecidas y de la sociedad en general. Para nuestra organización, colaborar con RIAPD significa sumar esfuerzos por parte de voluntarios y familiares de personas desaparecidas y elevar las búsquedas de personas desaparecidas en Ecuador a nivel mundial, con estrategias como el reconocimiento facial, entre otras”.
Sosdesaparecidos es la organización que representa a España en RIAPD. Desde el año de su fundación, en 2010, la entidad ha desarrollado un trabajo sin ánimo de lucro en beneficio de las personas desaparecidas y sus familias que ha contribuido a que el Gobierno de España, en 2017, compartiera las primeras estadísticas oficiales de personas desaparecidas –las últimas reflejaron que en 2022 se interpusieron 26.003 denuncias, 1.078 de ellas protagonizadas por personas mayores de 65 años–, y un año después creara el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), que en los últimos años ha impulsado el Protocolo de Actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (2019) y puesto en funcionamiento el I Plan Estratégico Nacional (2022-2024). Sosdesaparecidos forma parte del programa europeo LOST y ha sido pionera en la difusión de alertas en la red de cajeros automáticos de Euronet. RIAPD surge como iniciativa de la propia Asociación después de haber trabajado en varios casos internacionales, localizando personas desaparecidas en Perú, Mexico, Republica Dominicana, EEUU, Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda, Grecia y Marruecos. “Consideramos que con RIAPD podremos ofrecer ayuda a las familias de otros países que tengan a un desparecido en España”, subraya Joaquín Amills, su presidente.
En México, más de 100.000 personas se encuentran desaparecidas desde 1964, cuando comenzó la denominada Guerra sucia (1964-1990), según las cifras facilitadas por el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Durante este periodo, en el que funcionarios del Estado hacían desaparecer a civiles por intereses políticos, y después, a partir del 2007, con el inicio de la guerra contra el narcotráfico, las familias de personas desaparecidas comenzaron a formarse en colectivos y asociaciones para buscar a sus seres queridos y hacer frente a la omisión y negligencia de las autoridades. Agrupaciones como la Unión Regional de Búsqueda del Bajío, conformada por nueve entidades federativas. Para Javier Espinosa, representante de la organización: “RIAPD supone una ventana a nuevas oportunidades para todas aquellas personas que, como es mi caso, víctima indirecta del delito de desaparición forzada, buscamos a nuestros seres queridos”.
La desaparición de personas en el caso de Perú tiene rostro fundamentalmente de mujer, como asegura Andrea Querol, presidenta de Capital Humano y Social Alternativo (CHS Alternativo). Según las estadísticas publicadas por el Registro Nacional de Información de Personas Desaparecidas, en 2022 se contabilizaron 18.882 denuncias, de las cuales el 61% correspondía a mujeres adultas, adolescentes y niñas. En Perú, las desapariciones están especialmente vinculadas a la problemática de la trata de personas. Por ello, una parte destacada del trabajo de CHS Alternativo, activa desde el año 2001, consiste en realizar campañas de prevención. “RIAPD nos permitirá visibilizar la relación directa que existe entre la afectación de los derechos humanos en la región con situaciones como la violencia de género, las desapariciones forzadas o la trata de personas, y contribuirá al intercambio de experiencias para mejorar los mecanismos de búsqueda e identificación, brindar soporte emocional a los familiares de las personas desparecidas y, finalmente, fortalecer los procesos de denuncia e investigación en cada país”, afirma su presidenta.