Entrevista a Julio Corcuera
Responsable de la Iniciativa Educación para la Justicia en la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC)
En el contexto actual, donde la pandemia demanda del Estado una atención especial y donde muchos de los servicios que este brinda se encuentran restringidos, ¿qué tanto puede verse afectada la lucha contra la trata de personas y la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes?
Desde hace varios años, sin que el gran público lo advierta, el internet se ha vuelto un espacio virtual de riesgo y exposición para muchos niños y jóvenes. Adultos que se hacen pasar por menores de edad para acosar a niños y niñas (grooming) se ha presentado de modo más recurrente de lo que pensamos. Falsas propuestas de trabajo, vía Facebook, por ejemplo, son otra modalidad recurrente. Ante la necesidad de tener trabajo y tener ingresos, algunas personas, son víctimas de delincuentes que se valen del internet para captar a sus víctimas. Desde la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito promovemos la iniciativa Educación por la Justicia y junto a Barrio Seguro venimos promoviendo la prevención de los ciberdelitos.
En el contexto del ciberdelitos, los niños y adolescentes son potencialmente más vulnerables. Algunos menores hacen amigos y encuentran pareja en internet. Ellos asumen que hablan con otro niño, pero en realidad han contactado a un lobo con una piel de cordero virtual. En ese contexto, la comunidad LGBTI tiene mayores riesgos. Es importante enseñarles a niños, niñas y adolescentes un buen uso del internet y enseñarles a prevenir el ciberdelito.
Es importante, además, tener en cuenta que, así como hay nativos digitales, también hay un segmento poblacional conocido como inmigrantes digitales. Es decir, las personas que vivieron en un mundo sin internet y, recientemente, se vienen adaptando al mismo. Esto explica el porqué, por ejemplo, algunos adultos caen en la trampa de quienes envían correo malicioso (malware) o crean plataformas con las que roban información sensible de los usuarios (phishing) e incluso hurtan dinero de sus cuentas bancarias.
De otro lado, ¿qué puede estar ocurriendo con los escenarios donde la trata de personas han sido un delito recurrente? ¿Estará surgiendo alguna nueva forma de explotación? ¿Cuál sería la situación de las víctimas?
Probablemente, muchos lugares de explotación laboral y sexual se encuentren cerrados. Esto, por supuesto, está ligado al contexto regional del que estemos hablando. La cuarentena ha limitado las actividades lícitas, así como las actividades ilícitas. En estos tiempos no es fácil trasladarse de un lugar a otro. Por tanto, la captación y traslado de una potencial víctima, en este contexto, es más compleja.
En los días de cuarentena, en el internet han empezado a multiplicarse mensajes promoviendo compañía femenina delivery. Se han presentado casos en los que quien solicitó esos servicios ha terminado asaltado “a domicilio”. En este tipo de casos hay explotación o trata, nos falta información como para poder afirmarlo categóricamente.
¿Qué podría ocurrir cuando la cuarentena se vaya levantando, primero parcial y luego, con el tiempo, totalmente? ¿La crisis económica impulsará el crecimiento de este delito?
Hay un escenario que se puede ver como una «olla a presión», cuando termine esta cuarentena, probablemente, haya una mayor incidencia delictiva. En este nuevo contexto, además, hay una mayor incidencia del ciberdelitos. Este tipo de delitos ya existían, no obstante, esta vez han adquirido más énfasis y se han incrementado.
Un tema importante a tener en cuenta es que, así como nosotros nos venimos adaptando una cotidianeidad más virtual (educación online, teletrabajo, etc.), el crimen también se adapta a estas circunstancias.
En el futuro inmediato, el abordaje del crimen va a tener un marcado acento en el combate a los ciberdelitos. Así como muchas de nuestras actividades migran al mundo virtual, las modalidades delictivas tendrán, probablemente, mayor incidencia en esa ruta. Si eso es así, es necesario orientar esfuerzos públicos y privados en ese sentido.
Finalmente, imaginando escenarios similares a esta crisis del covid-19, ¿cómo podríamos estar más preparados para el futuro en lo referente a la lucha contra la trata de personas, sobre todo si las víctimas son niñas, niños y adolescentes?
En el futuro inmediato, el abordaje del crimen va a tener un marcado acento en el combate a los ciberdelitos. Así como muchas de nuestras actividades migran al mundo virtual, las modalidades delictivas tendrán, probablemente, mayor incidencia en esa ruta. Si eso es así, es necesario orientar esfuerzos públicos y privados en ese sentido.
En casa y la escuela se nos suele enseñar las reglas de tránsito y las reglas de urbanidad, lo que nos ayuda a desenvolvernos de la mejor forma en nuestra interacción social. Sin embargo, rara vez encontramos quien nos enseñe a usar adecuadamente el internet y evitar que nuestros niños, niñas y adolescentes sean víctimas de ciberdelitos. La necesidad de prevenir y fortalecer la sanción a los ciberdelitos no son temas de futuro, están más presentes de lo que muchas veces imaginamos.
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