Boletín Nº 80: «Si en Inglaterra una víctima hace una denuncia, la policía la apoyará. No la juzgaría ni la rechazaría»


El Embajador de Reino Unido en Perú, James Dauris, participó en la conferencia de Ruth Van Dyke en la Municipalidad de Lima el pasado miércoles 21 de setiembre. En su exposición, el diplomático mencionó que la trata de personas no era un problema exclusivamente peruano, sino que también su país y toda Europa lo sufrían, sobre todo por la inmigración ilegal. Precisamente sobre esta situación ahonda en la entrevista.

¿Es muy común la trata de personas en Gran Bretaña?
Es muy difícil saberlo porque el problema es más grande que la evidencia. Sabemos que hay muchas víctimas que padecen este delito de manera subterránea porque no dicen nada de su condición. Eso hace difícil su detección. Y en realidad ocurre así en toda Europa: el problema es más grande que las cifras oficiales.

¿Qué cifras manejan?
Hay distintos tipos de tráfico, uno de ellos «voluntario» por así decirlo, con gente estafada que sale voluntariamente de su país con la idea de conseguir un trabajo y luego se estrellan con algo completamente diferente. Y también hay casos de tráfico forzado. En Gran Bretaña existe una organización, el Poppy Project, que entre marzo de 2003 y febrero de 2010 detectó 1,523 posibles casos de trata. Entre las víctimas se contaban colombianos, bolivianos, ecuatorianos. Había pocos latinoamericanos pero estaban.

¿Y esto sería porque no se llegan a registrar denuncias de latinoamericanos o porque la demanda tiene preferencia por otras nacionalidades?
Creo que hay más personas traficadas de Europa del Este, de África y Asia, lo cual no quiere decir que no sea un problema grave con los latinoamericanos. Las víctimas provenientes de países andinos suelen estar en países como España -por la comodidad del idioma, por ejemplo-.

¿La trata de personas implica algún impacto económico para Reino Unido?
Tiene consecuencias financieras aunque no es por ello que combatimos el delito. Las industrias que funcionan bajo la mesa -como esta- no pagan impuestos, y quienes trabajan para ella son personas que no disfrutan de su libertad, que no reciben los sueldos que deberían recibir ni sus beneficios sociales. Lo peor es que cuando hay gente que trabaja de manera forzada, se termina socavando el mercado legítimo: se dificulta el acceso a un trabajo formal y un sueldo apropiado.

¿Por qué existe la trata de personas en Europa?
Una razón es por la demanda de personas que trabajen por poco dinero o que haga las labores que nadie más quiere hacer. Pero también está el hecho de que hay gente que quiere entrar a un país de manera ilegal, y esto se ha convertido en un negocio muy rentable. Esto ocurre sobre todo con poblaciones de países de Europa del Este, y allí es cuando por lo general se produce la captación para la trata. En los últimos años también hemos visto oleadas de migraciones de ciudadanos de países andinos.

¿Está de acuerdo con Ruth Van Dyke cuando dice que los migrantes explotados no denuncian por temor a ser deportados por su misma condición de ilegales?
Sí, claro, y eso es precisamente de lo que toman ventaja los tratantes. Se aprovechan del dilema de los migrantes.

¿Y cómo se resuelven los casos de trata en Gran Bretaña? ¿La policía inglesa sabe diferenciar una prostituta de alguien que ha sufrido explotación sexual?
Si en Inglaterra una víctima de trata hace una denuncia sobre su explotación sexual, la policía la apoyará e iniciará las investigaciones: no la juzgaría ni la rechazaría por el trabajo que ha estado haciendo. Sabemos que existe ese prejuicio de no considerarlas por haber estado ejerciendo la prostitución, pero nosotros diferenciamos la situación. Y eso porque todas las personas tienen los mismos derechos y no hacemos distinciones de corte moral cuando hay temas legales involucrados.

Ustedes apoyan a CHS al financiar proyectos sobre el tema. ¿Por qué a Gran Bretaña le preocupa la trata de personas en Perú?
Como embajada, nosotros nos preocupamos por financiar proyectos sociales que signifiquen algún aporte para el Perú, que sirva para promover una conciencia. En Arequipa ya tenemos un proyecto que consiste en generar un debate público sobre la trata en sus modalidades de explotación sexual y laboral, delitos que ocurren con frecuencia pero que no son vistos ni hablados.

¿Y por qué Arequipa?
En la medida en que existen comunidades que no conocen mucho del tema, son poblaciones vulnerables al delito. En Arequipa enseñaremos a jóvenes madres, a colegiales y a efectivos del Serenazgo a que puedan identificar los riesgos de la trata, a que hagan valer sus derechos y sepan dónde buscar ayuda y qué hacer en caso de que alguien se aproveche de ellos. También queremos mostrarles los métodos de los tratantes, en cómo se presentan cuando buscan víctimas.

Un tanto como lo que mostramos con el documental de Jhinna Pinchi…
Exacto. Jhinna Pinchi es un caso que demuestra lo difícil que es salir de este problema. Ella es una persona honesta que fue forzada a entrar a una situación, y que luego, al buscar ayuda, siguió teniendo problemas porque no recibió la respuesta positiva que su caso merecía. Y precisamente este documental ayuda a sensibilizar a la población para entender cómo se realiza la trata de personas. Si no se admite que el delito existe, será muy difícil resolverlo.

 

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