N° 141: Todos los diarios deberían informar del tema porque podría pasarle a cualquiera


Elizabeth Salazar, periodista de investigación del diario El Comercio. Dentro de sus investigaciones, mantiene siempre en agenda casos de trata de personas y la situación del delito a nivel nacional.

Dentro de la labor periodística ¿cuál es tu visión en cuanto a la lucha contra la trata de personas?
Creo que el periodismo debe comprometerse porque en temas como este se cumplen todos los requisitos de la labor periodística de informar, prevenir e incluso destacar casos de corrupción que tengan que ver con trata de personas. Entonces, prevenir e informar es básico por el conocimiento del delito, sobre todo para aquellos más vulnerables, como son la mayoría de los adolescentes, teniendo en cuenta que, como rebotó una encuesta del sector público, realmente no están empapados del tema.
Pese a que el 2007 se lanzó la ley y que el término ya se conoce por parte de la sociedad, aún no sucede lo mismo con sus implicancias y quiénes están detrás. Es el periodista quien debe informar de esto, no podemos esperar que sólo el gobierno lo haga, estamos hablando que la víctima puede ser mi vecina, mi hermana o cualquier persona.Con respecto al trabajo de la investigación periodística y el involucramiento en los casos ¿Cómo podrías plantear una forma de valorar su labor y de ver el apoyo que esto genera en los casos?
Hay que tener claro que muchas veces una investigación periodística puede terminar en una investigación fiscal, entonces, el apoyo es mutuo porque tanto la prensa como la fiscalía estamos aprendiendo del tema al mismo tiempo. No es que en plena agenda se esté cogiendo del caso, en el Perú existe la ley desde el 2007, y aquí los periodistas también están aprendiendo.  Aún así, el aporte que se puede brindar a la investigación es, primero, identificar casos, también rescato que periodistas cojan información de otras fuentes u ONG para hacer sus reportes, pero lo ideal es generar algo nuevo. Como es un tema que aún no se conoce bien, las investigaciones están centradas en saber la situación de, por ejemplo, nigth clubs, quiénes son los dueños de fachada y los responsables detrás de estos negocios y cómo es que las empresas aparecen legalmente, visitar por dentro, cómo es que funcionan, de dónde vienen las chicas, quiénes son. Pese a que son muchas preguntas, da resultado y puedes empezar a plantear que tal persona tiene tales negocios también es el dueño de fachada de, por ejemplo, un night club y establecer una relación, obligando a que la segunda parte del proceso de investigación: levantamiento del secreto bancario, interceptación telefónica, etc; lo pueda hacer un fiscal y que sea consciente de la información recogida. Para esto el periodista debe ser consistente con lo que presenta, porque si sólo se basa en rumores, la segunda cadena, que es de investigación policial, no va a tener el efecto que se necesita y eso más bien daña la investigación de trata de personas. Presentar un caso de explotación sexual, prostitución o proxenetismo como trata sin que tenga todos los componentes que se necesitan para concretar el delito, finalmente daña el proceso de investigación.En ese sentido, ¿cómo ves el trabajo actual del periodismo frente a la trata de personas?
Me parece que hasta el 2011 hubo mucha capacitación a periodistas, lo cual se vio reflejado en los reportajes que estuvieron saliendo en todo el país, pero creo que en los últimos dos años eso ha bajado bastante, se ve de nuevo titulares que, en vez de poner trata de personas colocan trata de blancas y se confunde el proxenetismo con trata de personas. Entonces, son términos totalmente diferentes y creo que el periodista se está volviendo a confundir. Hay que tener en cuenta que en esta carrera los colegas rotan de área, quizás el que recibió la capacitación ya no está en el medio.

Creo que debería ser constante no sólo porta de las entidades como el Estado y las ONG, sino de los propios diarios, debería ser un tema que involucre directamente a los editores y directores de medios ya que, finalmente de ellos depende el visto bueno o la luz verde para cuando uno quiere sacar un tema y también el espacio, la importancia y el tiempo que te den para hacerlo, ya que no es un tema que lo encuentras a la vuelta de la esquina, toma un tiempo, sobre todo para darle un ángulo distinto. Entonces, falta más trabajo de contenido y volver a afianzar el concepto real de lo que es trata de personas.

¿Qué papel juega la ética profesional en esto? Por ejemplo, apareció una nota en un medio de Iquitos sobre el caso de un periodista encontrado con una menor de edad víctima de explotación.
Eso se ve en todo tipo de profesiones, no sólo el periodismo, también tenemos fiscales, jueces, abogados, en realidad en este tipo de mafias puede haber cualquier tipo de profesional envuelto en esto. Los profesionales que están dirigidos y han asumido la responsabilidad de prevención e informar a la población pueden pasarse al otro lado, como que un abogado o fiscal sea cliente/usuario de un nigth club. Si cualquier profesional que debe estar más bien del lado de la denuncia y que caiga en estas acciones obviamente no encaja dentro de los patrones que se necesitan.

¿Qué tendría que hacer falta para que se resalte que no sólo un periodista puede estar involucrado en casos de trata de personas o explotación, sino que, peor aún, abogados, jueces y fiscales lo están?
Es que el tema de cliente/usuario no está siendo investigado, incluso cuando hay operativos de la policía en night clubs que, por más que tengan licencia, sacan a la chica y los que incluso se les trata en la prensa como «parroquianos» pasan desapercibidos. No se les pregunta nada, no se tiene sus identidades, cuando yo creo que sí debería tenerse registrada las identidades de la gente que está asistiendo, sobre todo cuando se sabe que en estos locales se ejerciendo la trata de personas o la explotación de niños, niñas y adolescentes, porque ellos son parte del delito, en el código penal está establecido. Si a ellos no se les logra señalar frente a la opinión pública entonces no estamos avanzando, porque finalmente no existe delito si no hay consumidor final.

Hay que buscar nuevos ángulos, nueva visión, sabemos que la trata es la captación, traslado y explotación de una persona, si cumple estos tres requisitos, perfecto, pero ¿qué más? ¿Quiénes son los otros actores que interviene? ¿Cuántos casos han sido judicializados? ¿De qué manera se han judicializado? ¿Cuál ha sido el tenor del juez al momento de resolver, si ha sido discriminador de acuerdo a ley, ha sido prejuicioso? ¿Cuántos abogados en esta imagen de abogado de bufete están del lado de aquellos que son tratantes y abogados de oficio de aquellos que son víctimas? ¿Quién financia? En el usuario/cliente, ¿cuáles son los lugares a donde van? ¿Cuántos de los operativos a nigth clubs terminan denunciando al cliente? Hay un montón de ángulos que se pueden ver, es un tema que, por más que recién se esté dando a conocer, viene de años, siglos, y hay muchos actores que están siendo desapercibidos, como periodistas tenemos que enfocar en ellos, dar nuevos ángulos a las autoridades para destapar un hecho.

¿Qué haría falta en la labor periodística para lograr enfocarse en esos nuevos ángulos?
Conciencia en las jefaturas de todo medio. Porque de repente, es más fácil o más común que desde la jefatura digan hay que hacer un informe sobre la delincuencia en Lima, por qué, porque ya está generalizado, pero no se pide que hagan un informe de trata de personas. A menos que sea de un caso concreto, ahí recién se dice, bueno, voy a lanzar un informe de trata de personas, cuando debería ser un tema propio de cada medio. Todos los diarios, que tienen más tiempo para elaborar sus informes, reportajes, etc.,  deberían hacerlo, especialmente aquellos diarios pequeños que tienen mayor lectoría, no necesitan, quizás una investigación, pero sacando información continua de los hechos del día a día, la gente ya va asimilando y entendiendo que esto es importante y le puede pasar a cualquiera. Y otra cosa es, por parte de los directivos, marcar la agenda, de arriba hacia abajo. En la labor periodística lo que nos falta son ganas, el tiempo lo hacemos, hasta en nuestros ratos libres, pero como sea lo hacemos.

 

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