Entrevista Patricia Muriel Carrasco, abogada del proyecto SUSO y miembro del Centro de Atención Legal y Psicológica en CHS Alternativo.
¿Por qué es importante conmemorar internacionalmente un día de la No Violencia contra la Mujer?
Por un lado, la conmemoración supone el reconocimiento que las mujeres y niñas han sido víctimas de las múltiples formas de violencia existentes a lo largo de la historia, en todos los países del mundo, y que éste hecho constituye un atentado contra los Derechos Humanos. También implica la aceptación de las relaciones desiguales de poder que se asientan en el patriarcado, así como la desvalorización histórica de lo femenino frente a lo masculino y supone reconocer que existe violencia contra las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Incluso hoy, es necesario recordar e instar a los Estados que continúen promoviendo medidas para frenar la violencia contra las mujeres, de forma que éstas y niñas puedan disfrutar de una vida libre sin violencia.
¿Con un enfoque de género, por qué la mujer está más afectada por delitos como la trata de personas?
A la luz de las estadísticas, vemos que el delito de trata de personas tiene rostro de mujer, siendo la finalidad de explotación sexual la más común para este género. En cambio, vemos que en modalidades de explotación laboral las principales víctimas son varones .Cualquier violencia basada en el género, supone ejercer violencia sobre la base de prejuicios y roles de lo que la sociedad reconoce como masculino y femenino. En el supuesto de la explotación sexual (delitos como proxenetismo, favorecimiento a la prostitución, rufianismo) o la trata de personas, las principales víctimas son mujeres y niñas; estos delitos son cometidos sobre la base estructural y naturalizada de que los servicios sexuales están adscritos al rol femenino, la mujer como proveedora de este tipo de servicios. Las estadísticas son una muestra actual más, de la vulnerabilidad de éstas en el papel que social e históricamente se ha asignado a niñas y mujeres, además de la naturalización de la venta del cuerpo a cambio de dinero y la naturalización y cosificación del cuerpo de la mujer como la escuela del sexo para hombres.
En el caso de los varones, es el rol productivo el que se asienta sobre el imaginario colectivo, y el que sustenta que éstos sean utilizados en labores de producción, que en el caso específico de trata de personas suele darse en industrias textiles o madereras. Para señalar otro tipo de violencia de género bastaría señalar cualquier ataque homofóbico como muestra de una violencia de género ejercida contra lo que histórica y culturalmente se ha asignado como rol masculino.
¿Qué acciones deberían darse desde el Estado para contrarrestar situaciones como éstas?
La deconstrucción de patrones culturales que justifican la violencia; la educación como pilar preventivo fundamental; cabal cumplimiento de las normativas, planes, programas y acciones emprendidas a nivel nacional en pro de la equidad de género, que ayuden a la eliminación de la violencia estructural y cultural sobre mujeres y hombres.
En el campo de la trata de personas, algunos comienzos que debieran darse en la práctica podrían ser la inserción en la currícula de los operadores de justicia asignaturas de género, que ayuden a deconstruir todos los estereotipos que recaen sobre las víctimas de trata de personas adultas; la existencia de programas de ayuda y reinserción laboral a estas víctimas adultas que tienen hijos fruto de la explotación sometida; ampliación del número de mujeres o asignación de éstas para que recepcionen las denuncias a nivel policial y fiscal, ampliación del número de mujeres o asignación de éstas en el Instituto de Medicina legal, a fin de que puedan ser ellas quienes hagan los exámenes a las mujeres y niñas víctimas menores y mayores de edad. Son algunos ejemplos que ayudarían a un tratamiento adecuado a la mujer víctima con un enfoque de género.
Desde CHS Alternativo, ¿qué acciones se realizan para fortalecer o promover la labor del Estado en esta materia?
En CHS Alternativo se está comenzando a trabajar con el enfoque de género en los proyectos. Esto supone examinar cuál serán las implicancias que cada una de las intervenciones que realizamos tendrá sobre hombres y mujeres y, si éstas ayudan a mantener esas diferencias de poder históricamente construidas, o por el contrario contribuyen a eliminar condiciones desiguales y suman a la consecución de una sociedad más justa.
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