Entrevista a Luz Herquinio, Defensora del Pueblo de Puno.
Hace unos días el Defensor del Pueblo de Bolivia, Rolando Villena, denunció que 15 mil niños y adolescentes habrían salido del país en los últimos dos años con supuestas autorizaciones de sus padres. Ayer se corrigió y dijo que la cifra era de 1,299 niños y que muchos de los casos no habían sido denunciados a tiempo. Sin embargo, la noticia que le dio la vuelta al mundo fue su afirmación de que las autoridades bolivianas sabían que en la zona minera de Potosí se ofrecen niños a precios que oscilan entre los 3 y 7 dólares, como si se tratase de simples objetos. A raíz de esto y dado la cercanía limítrofe, CHS Alternativo conversó con Luz Herquinio, la Defensora del Pueblo de Puno. Ella nos explica la realidad de esa región.
P. Tomando en consideración lo dicho por el Defensor del Pueblo de Bolivia, ¿podría estar ocurriendo algo similar en Puno?
R. Aunque en Puno tenemos fronteras muy abiertas, no tenemos información exacta sobre tráfico de personas de niños menores de 12 años, aunque sí con adolescentes de mayor edad: estos por lo general son trasladados a Lima y no hacia el extranjero.
P. ¿Por qué se trae niños puneños hacia la capital?
R. Para hacerlos trabajar en condiciones de esclavitud. Lo hacen sobre todo en comercios de manufacturas y textiles, dentro de fábricas clandestinas que proliferan en los distritos de los conos de Lima. Allí les hacen comer y dormir y no los dejan salir, los tienen prácticamente secuestrados. De los casos que hemos visto, esto ocurre más con niños de Juliaca.
P. ¿Por qué de la zona de Juliaca?
R. En esta zona se concentran los migrantes de las provincias más rurales de Puno: lo hacen por motivos laborales, para encontrar algún tipo de trabajo dentro del comercio informal. Y entonces descuidan a los niños, que luego son captados por personas inescrupulosas o que se escapan de sus familias. Y estamos hablando de una población importante, pues Juliaca es la ciudad más habitada después de Puno: tiene cerca de 300 mil habitantes.
P. ¿Dice que los niños se escapan también por problemas familiares?
Ocurre que los niños, sea por maltratos o problemas de dinero, se escapan de sus hogares y se ponen a trabajar por su propia cuenta. Allí es cuando se encuentran con individuos que les ofrecen empleo y se los llevan lejos.
P. ¿Entonces en Puno se pierden más adolescentes porque sirven como mano de obra a diferencia de los más pequeños?
R. No sabemos si es que porque no hay interés en traficar con niños pequeños o porque no tienen facilidades para ello. Lo único que nos permitiría saberlo serían las denuncias y determinar si se estaría repitiendo la misma situación de Bolivia en Perú. Salvo uno o dos casos de menores de 5 años que luego fueron halladas hace algunos años, no tenemos datos que nos sirvan de asidero para decir que hay un tráfico constante de niños.
P. ¿Es posible que no se denuncie porque no hay una sensibilización sobre el tema en la región?
R. A veces nos reunimos con las autoridades, y si bien hay participación también sentimos muy poco interés en lograr una coordinación que perdure en el tiempo. Recuerdo que hace un par de años CHS Alternativo estuvo aquí organizando un taller de capacitación sobre la trata con la policía local, pero después los efectivos parecieron desentenderse del asunto, como si no vieran el problema.
P. Si las autoridades de Puno mejorasen su trabajo, ¿podríamos encontrar más casos de tráfico de personas?
R. La oficina de Migraciones solo está presente en dos lugares específicos: Desaguadero y Yunguyo. El resto de la frontera con Bolivia queda sin control. Un ejemplo: cuando hace algunas semanas se cerraron las carreteras en la región por los conflictos políticos, los turistas fueron trasladados en lancha desde Bolivia hacia el puerto de Puno o Juli. Luego estos tomaban su bus y se iban hacia Lima sin problemas.
P. ¿Y la población puneña estaría concientizada sobre la importancia de denunciar el tráfico de personas?
R. Creo que la gente reacciona cada vez más ante este tipo de casos y hace denuncias: aquí en Puno se ha estado haciendo circular información sobre este tipo de delitos en los medios de comunicación precisamente a raíz de casos emblemáticos, como el de esa joven de Juliaca que fue contratada para trabajar como doméstica en una casa y luego desapareció con la hija de la dueña de la casa -una menor de 5 años-. La pequeña fue ubicada en la zona selvática de Puno, y aunque hay una detenida, no se sabe cómo fue que se planificó el secuestro de la niña y quién sirvió de contacto.
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