Carlos Cornejo, nos brinda una interesante entrevista respecto a la labor que vienen desarrollando los periodista en el tema de los derechos humanos, en especial el tema de trata de personas.
1.- Cuando hablamos de trata de personas, hacemos referencia a los derechos humanos. ¿Cuál crees que es rol de los periodistas en relación al tema de los derechos humanos?
Tengo la sensación que dentro del espacio periodístico, la mirada hacia los derechos humanos no es uniforme. La sensibilidad se exacerba, hay momentos que se olvidan.
En el caso de Fujimori, por ejemplo, el tema de la Cantuta, todos sabíamos que se había cometido un delito de lesa humanidad, pero a los pocos días, cuando un violador mata a una pequeña, todos piden la pena de muerte. Entonces es una suerte un poco contradictoria, desde la población en su demanda y desde el lado del periodismo en la interpretación de estas.
Pero en el fondo, creo que nuestro rol, en tanto que nuestra posición es estar en el espacio de la ley, de la legitimidad, de la construcción democrática, debería ser la permanente defensa casi talibana, casi cerrada, en la defensa de los derechos humanos en cualquiera de sus formas.
2.- Teniendo este panorama, ¿Qué tanto puede influir la labor del periodista en la agenda pública nacional?
Creo que puede influir, que de alguna forma puede poner pautas, pero al no existir un mensaje claro desde todos los medios, respecto a la mirada de la percepción de los derechos humanos, lo que puedes crear es una suerte de ambivalencia.
Hay medios de comunicación que piensan que los derechos humanos son relativos y que no deberían tener tanta presencia en el espacio y juego político.
Yo pienso todo lo contrario, creo debe estar muy presente el tema de los derechos humanos, debe estar impregnando la sensibilidad ciudadana, tiene que ver con miradas, cómo enfrenta la población el tema de derechos humano.
Para mí sería ideal que hubiera una sola mirada, creo que hay temas que nos comprometen a todos, como este, la trata de personas, ya que es un daño que no sólo queda ahí, sino que se queda en tiempo.
3.- Qué estrategias crees que se deberían tomar para que el tema de los derechos humanos tenga la importancia relevante en nuestro país?
A mí me parece, que los organismos de los derechos humanos, que han dado tantas peleas, que han sido valientes, tengan la misma presencia y el mismo estado de ánimos, cuando se trate de señalar y de acusar a los violadores de los derechos humanos, pero creo que falta más visibilidad.
La gente se queja mucho y se pregunta, dónde están los derechos humanos, y probablemente los derechos humanos están, pero no tienen la fuerza que deberían tener.
También hay que entender que los derechos humanos protegen a los ciudadanos que se ven afectados, más vulnerables por la fuerza más fuerte, el Estado, que es el organismo con mayor capacidad de vulneración de derechos. Los son asesinos se juzga como tal, con todo el peso de la ley, pero cuando el Estado se convierte en tu propio enemigo, tiene una carga más perversa e implica una protección mayor de la vida, por la propia fuerza que tiene la ley y que el Estado utiliza para el control.
4.- Al hablar de vulnerabilidad de derechos y siendo la trata de personas un delito que atenta contra los derechos de la personas, qué tan visible está siendo para el periodismo nacional el tema de trata?
Creo que cuando hablamos de trata, como tiene tantos pasos para su detección, en el análisis periodístico o en la noticia periodística, lo que se toma es la noticia final.
Entonces, por ejemplo si hay una requisa policial, hay una intervención donde se encuentran menores explotadas sexualmente, nadie va hablar de la trata de personas, porque nadie se va a dar el tiempo para investigar si vinieron de la selva, o si alguien las trasladó, sino, que van de frente al hecho noticioso.
Por lo tanto, entender el delito de la trata es más complejo, hay que explicar muchas aristas.
5.- Entonces, de qué dependería colocar la temática de trata de personas en agenda?
Dependería mucho que la temática entre en los programas de análisis y en la prensa especializada, más que en la cosa noticiosa diaria. Explicar a los medios, con su vorágine, con su intensidad, con su rutina, con su cotidianidad, que explique a profundidad el tema de la trata, siempre suele ser más complejo; mientras que en los programas de análisis sería más interesante y tendría mayores efectos.
6.-Desde tu experiencia en diferentes medios, qué mensaje les darías a tu colegas para que tomen la debida importancia el tema de los derechos humanos, en específico, el tema de trata de personas?
Los periodistas, me incluyo, no están muy dispuestos a recibir demasiados consejos, somos muy anárquicos, muy personalistas, no tenemos ni colegio de periodistas, no tenemos ninguna organización que nos represente, está el Consejo de la Prensa, pero igual es tangencial. Creo que si les aconsejo no me escucharían, así que prefiero mostrarles con mi trabajo diario, cómo existe la posibilidad de hacer temas interesantes, vendedores, que tengan capacidad de llegar a la gente, desde una mirada sobre la problemática de la trata de personas, creo que se puede conseguir.
Mis compañeros tienen que entender la dimensión de este delito, lo que vulnera, creo que aún es bastante desconocido, se habla de trata, suena, pero no se si degluten, si hay un procesamiento.
A todo esto, habría que resaltar, dos cosas: la primera, que los medios de comunicación están buscando gente más barata, lo que precariza la calidad de la información, sobre todo a nivel de la primera plana, que son los redactores y que son al final los claves, porque son los que traducen la información, la levantan y se la llevan a los directores, jefes de redacción.
Lo segundo, es el tema de la inmediatez. Hay una vorágine de información que termina por ser todo igual de importante, los del espectáculo es igual que la trata de personas y la trata es igual que el deporte, porque todo va muy rápido.
Creo que la inmediatez ya no es humana, me parece que no tenemos la capacidad para absorber tanta información.
Mi sensación es que todo es tan rápido, tan violento, que cada vez hay menos espacio para entender.
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