Entrevista al Padre Michael George Imhof Dangel, miembro de la Red Kawsay
1. Por la experiencia de trabajo que tiene en Puno, ¿cuál considera que es el giro más relevante que ha tenido el delito de trata de personas, en esta región, durante los últimos años?
Los números aumentan. Hay más casos, hay también más ingresos por el lado de Bolivia, es decir, entran personas por Cojata. Sabemos que es un tema grande, y creo que un giro positivo es que ahora tenemos una Fiscalía Especializada en Juliaca y que también estamos por implementar una sala para las personas, ahora podremos acoger a unas seis. Eso es lo que estamos trabajando. Siento que también que hay más conciencia al respecto, como operativos frecuentes en Juliaca también, pero mientras haya oro en La Rinconada, no va haber solución.
2. Considerando que existe una alta presencia de actividades ilícitas como el contrabando y la minería en la región Puno, así como también, que la pobreza y la informalidad son problemas característicos de la región. Desde su perspectiva, ¿qué debería caracterizar a las estrategias de prevención que se realizan desde el Estado?
Lo que yo más digo es que el movimiento de las personas no se presenta tanto en las fronteras clásicas de contrabando, es decir, en Ilave, en la parte norte, Desaguadero o en Kasani, sino que es más hacia el norte, en la entrada directamente hacia la Rinconada, donde, efectivamente, la informalidad es un modo de vida, en Puno, y en Juliaca particularmente. El fiscal hace sus operativos, cierra los locales, pero estos vuelven a abrir. No hay una coordinación por parte del Estado con respecto a este problema. También siento que la gente se ha acostumbrado. Nosotros escuchamos historias terribles, por ejemplo, en la Andina (la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez de Puno) hay gente que va y ofrece servicios de personas en La Rinconada, y obvio, el dinero es rápido, en dos meses las chicas pueden tener suficiente dinero para costear sus estudios. El costo humano no lo perciben. Esa es mi impresión. La imagen que tienen las chicas de ellas mismas, que tienen historias de violencia, explotación y machismo, las hacen más vulnerables, les parece casi normal. Con tal que ellas obtengan dinero por eso, están dispuestas a hacer cualquier cosa. Quien se quiere y se estima no va a caer tan fácil en eso.
3. En el marco de la próxima presentación del Cuarto Informe Alternativo, ¿cuál cree que es la percepción de la sociedad civil en Puno sobre el trabajo del Estado en la lucha contra la trata de personas en la región?
Claramente, hay conciencia de que hay mucha más acción por parte del Estado. En la prensa, permanentemente, hay informes, y por ello existe la percepción de que el Estado está actuando. Ahora, no sé si ante la magnitud del problema, en qué sentido esto realmente es sostenible a largo plazo. Nosotros nos damos cuenta cada vez más de la magnitud del problema por las intervenciones del Estado y hay cierta inercia. A mediano plazo, mi esperanza es que los números efectivamente vayan disminuyendo. En ese momento, la sensación es que los números aumentan porque el Estado hace más, sobretodo la Fiscalía. La Fiscalía Especializada en delitos de Trata de Personas tiene un equipo muy bueno, su personal es de primer nivel, la sala de acogida también está bien. Lo que también es claro es que no se cierra el ciclo. Es decir, no se les da [a las víctimas] la posibilidad de una real reinserción, para eso todavía no hay una estrategia.
4. ¿Cómo ha venido trabajando la Red Kawsay la lucha contra la trata de personas en Puno? ¿Qué ejes de trabajo (prevención, persecución, atención, asistencia) se han priorizado?
Nuestro fuerte es la prevención, entregamos materiales de CHS Alternativo, trabajamos en la catequesis, en las comunidades campesinas, hemos hecho cientos de eventos de sensibilización en Chucuito, en Puno mismo. Desde el 2015, la decisión es trabajar mucho más en incidencia, por eso tenemos presencia en la Red de Puno contra la Trata de Personas. Hemos perfeccionado la sala de atención en Juliaca en coordinación con la Fiscalía. Nuestro sueño es tener un espacio de reinserción para víctimas mayores de edad. En ese momento, estamos colaborando con el Centro de Atención Residencia (CAR) Fátima, vamos con cierta frecuencia, conocemos a las chicas, hacemos talleres para los que trabajan ahí, para un poco también atender a los que atienden, es un trabajo que no se hace mucho. Nuestro sueño es hacer un trabajo de continuidad con las chicas, es decir, una vez que cumplan 18 años, que puedan trabajar con nosotros y que tengan espacios de reinserción. El trabajo fuerte en Juliaca es sobre todo la prevención. La trata de personas es un tema muy duro en la región, entonces, como iglesia no podemos hacernos los desentendidos, en los talleres que hicimos con sacerdotes, todavía tenemos poca respuesta, pero hay que apuntar al que sí quiere comprometerse. De esta forma, para muchas parroquias el tema de la trata de personas ya es parte de la formación en la catequesis.
5. En Puno, la existencia de fronteras vivas y de pasos ilegales son un factor que posibilita la existencia del tráfico ilícito de migrantes en la región, ¿cuál considera que es la capacidad de respuesta del Estado para rescatar a las víctimas en estos casos? ¿Existen rutas de atención elaboradas para la atención de ellas?
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