N° 137: Hay ofertas laborales que hacen daño


El principal medio de captación de víctimas en el país es a través de las falsas ofertas de trabajo. Muchas personas son alentadas por la posibilidad de acceder a un mercado laboral que permita mejorar sus condiciones de vida. Esta situación de desempleo, es un factor de riesgo que facilita la vulnerabilidad de una persona ante una posible situación de trata de personas, más aún en esta época del año, donde miles de adolescentes y jóvenes en nuestro país deciden buscar empleo.

El mercado de ofertas laborales en el país se ha informalizado y la respuesta pública al tema es insuficiente. La exposición de ofertas informales de trabajo en los distintos espacios públicos y privados (carteles y afiches en avenidas, postes de luz, mercados, anuncios a través de la prensa o medios informáticos, etc.), hacen que sea natural encontrarnos diariamente con distintas propuestas laborales, sin percatarnos de si éstas constituyen o no un posible paso inicial para captar personas que serán finalmente explotadas. Esta exposición diaria, naturaliza la visibilidad de la misma y es la que permite que todos/as podamos ser víctimas del engaño y por tanto, seamos vulnerables a vivir una situación de trata de personas.

Es fundamental conocer cuál debe ser el contenido de una oferta de empleo seguro, para valorar su veracidad. Así, toda oferta debe reunir un mínimo de contenido e información que es precisamente lo que nos va a permitir reconocer la confiabilidad de la misma: la denominación de la empresa y el sector al que ésta pertenece, la mención al puesto de trabajo que se requiere ocupar, con una descripción más o menos detallada de las funciones y actividades a desempeñar. Es muy importante, que en la oferta consten los requisitos curriculares requeridos, así como las condiciones laborales y presupuestarias. Además, debe mediar proporcionalidad entre la cualificación requerida y la retribución fijada en la oferta. Por último, deberá constar la dirección y de preferencia un teléfono fijo, junto con todos los datos que permitan la fácil localización de la empresa. Generalmente puede servirnos la premisa siguiente: «…cuanto más información contenga la oferta de trabajo, mayores probabilidades hay de que ésta sea confiable y veraz».

No existe un modelo cerrado de falsa oferta, pero sí hay varios elementos que se pueden detectar con más frecuencia: son una promesa de dinero fácil, se basan en la premisa de ganar mucho trabajando poco; suelen requerir determinadas características físicas o habilidades que nada tienen que ver con una oferta seria, tales como se necesitan chicas de mente abierta; no precisan calificación esperada, ni datos sobre las funciones del puesto de trabajo; no constan los datos de la empresa; suelen ser demandas para cubrir puestos en bares, restaurantes y discotecas; y finalmente, pueden implicar desplazamientos, es decir, que el trabajo vaya a desempeñarse en otro lugar.

Cada mañana, miles de jóvenes y personas con necesidades económicas acuden a estas «ofertas» y negocian su futuro en total desamparo y librados a su suerte. Entonces se preguntarán ¿acaso existe algún programa público para verificar estas ofertas de empleo?

La legislación sobre agencias privadas de empleo es ajena a la realidad: son fiscalizadas y regidas por reglamentos que prohíben expresamente la realización de actividades vinculadas a la trata de personas, tráfico ilícito de migrantes, trabajo forzoso o infantil y están obligadas a informar a los buscadores de empleo sobre las falsas ofertas laborales, pero no hay ninguna normativa que institucionalice un control del contenido y veracidad de las ofertas que allí se exponen. Pese a los esfuerzos por parte del Ministerio de Trabajo por regular la informalidad de las agencias de empleo y al aumento del número de agencias privadas de empleo, estamos lejos de poder controlar aquellas ofertas que son colocadas en agencias privadas formales e informales. Si trabajo queda pendiente con las agencias inscritas en el Registro Nacional de Agencias Privadas de Empleo – RENAPE, más aún con aquellas que operan al margen de la formalidad. Por ello, es necesario asignar estratégicamente partidas presupuestales que permitan la fiscalización a estas agencias informales y control de aquellas ofertas que sean expuestas.

Si bien existen ausencias en el control de las ofertas de trabajo, estas se suman a una cadena de omisiones que van desde el incumplimiento a la obligación de prevenir la trata de personas -en las escuelas, controles en el traslado de menores de edad, falta de inspecciones laborales en bares, cantinas, locales nocturnos,- hasta la tolerancia municipal a la presencia de paneles de empleo en mercados y establecimientos comerciales. Precisamente porque las falsas ofertas laborales constituyen el principal medio de captación para la trata de personas en el país, es necesario asignar presupuestos e impulsar acciones que tiendan a inspeccionar, controlar y prevenir aquellas que puedan conducir a la violación de los derechos de miles de peruanos que se encuentran a la fecha, buscando un empleo digno que les permita acceder a mejores condiciones de vida.

 

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