Entrevista a Andrea Querol, directora ejecutiva de CHS Alternativo.
¿Cuál es la situación en el país de las víctimas de Trata de Personas (TdP)?
La mayoría de víctimas de Trata de Personas en nuestro país, a la fecha, sigue desamparada.
Me explico; de acuerdo a las normas existentes, diversas entidades del Estado tienen responsabilidades para con ellas, que van desde su protección, hasta su reinserción en la sociedad. En principio, toda víctima de TdP, sin importar si la finalidad de explotación fue sexual, laboral, u otra, tiene derechos que la amparan y que de hacerse efectivos, le deberían permitir por un lado recibir albergue, atención psicológica, apoyo para retomar sus estudios o en la búsqueda de un empleo, y por el otro, tener defensa legal gratuita, y ser resarcida por el daño sufrido.
Esto en la práctica no se da: podemos contar con los dedos de la mano los casos de víctimas que han sido atendidas por el Estado. Aun hace falta que los funcionarios públicos conozcan de sus obligaciones frente a estos casos, y de los derechos de las víctimas.
¿Por qué muchas víctimas de TdP terminan retractándose de las denuncias que realizan?
Precisamente por eso; porque aún no hay repuestas rápidas y concretas para las víctimas de parte de las entidades responsables. Entonces, por un lado tienen miedo a los tratantes, y por el otro, no confían en el Estado.
Inicialmente, su principal necesidad es la de sentirse protegidas. Necesitan tener la certeza que ellas y sus familias están seguras. No olvidemos que usualmente han sido sometidas con amenazas terribles, y que estas con frecuencia siguen una vez que escapan o son rescatadas.
Pero luego viene la supervivencia, la necesidad de encontrar una opción de vida, de estudio, de trabajo. Están desorientadas, y temen no poder enfrentar una vida fuera del encierro. Si no perciben una salida, una oportunidad concreta, nuevamente surge el miedo, y pueden retractarse.
¿Qué situación personal y familiar puede atravesar una víctima de TdP luego de huir o ser rescatada de una red de tratantes?
La situación psicológica que vemos usualmente es de depresión, inseguridad, ansiedad, dependencia y bloqueo para vislumbrar otras opciones de vida. Esto puede variar de un caso a otro, pero en general requieren de mucho soporte emocional. Las familias, con frecuencia disfuncionales, pueden acogerlas, pero otras las rechazan.
A veces, al ser retornadas a sus lugares de origen, optan por olvidar, pasar la página, reprimir e incluso construir una historia falsa sobre lo vivido. Es la única forma que encuentran para sobrevivir al trauma.
¿Qué acciones realiza CHS Alternativo con las víctimas de TdP?
Recibimos a la persona, a veces con algún familiar, la acogemos, y de ser un caso fuera de Lima, le facilitamos ya sea un albergue temporal, o le facilitamos el retorno a su hogar. Las escuchamos, las contenemos, y les transmitimos cuáles son sus derechos.
Intentamos articular entre las diversas instancias del Estado, para que reciban la ayuda que requieren. Luego monitoreamos por teléfono o visitándolas en sus casas. Pero con frecuencia viven en zonas alejadas, sin medios de comunicación, y les perdemos el rastro.
Se hace lo que se puede. Nosotros no podemos reemplazar al Estado; no podemos suplir a las familias; no tenemos recursos suficientes para un seguimiento cercano.
¿Cómo es el primer contacto de CHS Alternativo con Jhinna?
Me llamó un oficial de la PNP de Piura, que quería ayudarla y estaba indignado con la impunidad que reinaba en torno a su situación, habiendo pasado semanas desde que escapara e hiciera valientemente su denuncia. Un periodista le dio nuestros datos.
Pero es justamente un caso que grafica, cuan difícil es para una víctima confiar. Durante meses nos comunicamos, ella nos llamaba, pero le tomó tiempo darnos su teléfono y finalmente encontrarse con nosotros. Se escondía cambiando su celular, su dirección.
¿Por qué es importante para CHS Alternativo promover la campaña Justicia para Jhinna?
Lo evaluamos y meditamos mucho. Lo conversamos con Jhinna, pero nos dimos cuenta que si no la posicionábamos en los medios, el caso podía archivarse, o exculparían a los presuntos responsables. Jhinna tiene casi tres años viviendo escondida, ahora con su bebé, separada de su hija, y el presunto tratante, Chávez, sigue libre.
Jhinna ha tenido la valentía de denunciar, arriesgando su vida y la de su familia. Ha tenido el apoyo de su madre y hermanos, cosa que tampoco es fácil que ocurra, porque todos se exponen. Tanto ella como nosotros creemos que si se logra detener a los acusados, ella y muchas otras Jhinnas habrán ganado. Creemos que esto abre camino para que otras mujeres se atrevan a confiar en el sistema y denunciar sus casos.
Jhinna misma dice que si no, todos estos años habrán sido en vano.
De no haber una sentencia ejemplar en el caso de Jhinna ¿Qué precedente podría sentarse a nivel social?
Quedará en el inconsciente colectivo la sensación de que en este país, una vez más, los culpables salen impunes. Se transmitiría un mensaje equívoco: «no confíes en la justicia si eres víctima de Trata de Personas; eres responsable por lo ocurrido, además no hay salida y nadie te creerá».
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