Boletín N° 34: El “efecto pishtaco” afecta la imagen del país y donación de órganos


Hace dos meses Reporte Alternativo presentó una entrevista a Dr. Juan Almeyda Alcántara, Director Ejecutivo de la Organización Nacional de Donación y Trasplantes (ONDT) del Ministerio de Salud (MINSA), en relación a las persistentes pero hasta ahora nunca comprobadas denuncias acerca de bandas dedicadas a la Trata de Personas con fines de tráfico de órganos y tejidos humanos  en el país.

La semana pasada la Policía Nacional del Perú anunció la captura en Huánuco de una supuesta banda de delincuentes dedicados a asesinar personas para comercializar sus tejidosfluidos a través de compradores provenientes del extranjero. El negocio consistía en extraer la grasa de sus víctimas para luego venderla a U$ 15,000 el litro con el fin de utilizarla en la industria de cosméticos.

Ante esta noticia aparecida en diversos medios nacionales e internacionales, consideramos necesario sentar una posición como organización que trabaja en contra de la trata  de personas que incluye entre sus finalidades la extracción y / o tráfico de órganos y / o   tejidos humanos.
La noticia ha dado la vuelta al mundo. Del escándalo por un supuesto robo de un pulmón semanas atrás, el país vuelve a ser el eje de la noticia con el supuesto asesinato  de 60 personas para comercializar órganos y grasa humana.

La conferencia de prensa brindada por altos jefes de la policía no pasó de afirmaciones en condicional. Los diversos medios escritos repitieron la información policial sin mayor investigación, tan sólo en alguno de ellos se presentó la opinión de especialistas médicos que expresaron serias dudas acerca de la utilidad y supuesto valor de la grasa humana.

Sin descartar el tema delictivo, pues al parecer se ha producido un asesinato, seguramente con otros fines, lo importante es enfocar correctamente una noticia que aparece de manera recurrente cada cierto tiempo y que apela a patrones culturales y miedos atávicos de nuestra población más abandonada.

La hipótesis más plausible relacionaría el accionar de esta banda con el narcotráfico: sicarios que buscan aterrorizar a las bandas rivales y a la población apelando a esta combinación de mitos y métodos brutales,  para proteger mejor las rutas de transporte y laboratorios de producción de droga.

 En México ya es común que las guerras entre cárteles de la droga resulten en decapitaciones y descuartizamiento de los ejecutados. No sería extraño que la delincuencia local esté comenzando a copiar estos métodos para causar terror, sin embargo, las investigaciones policiales han  privilegiado el lado fantástico del asunto basándose  tan sólo en las declaraciones de los detenidos.

Lamentablemente, en este caso la desinformación se refuerza y reproduce fácilmente ya que el estado no implementa herramientas que le permitan rebatir con hechos probados algunos aspectos comunes a este tipo de noticia.

En efecto, si la Policía no usa un registro actualizado de personas desaparecidas que le permita aclarar el número y circunstancias en que estas se producen, lo único que le queda es callar frente al rumor o en el peor de los casos ser caja de resonancia  del mismo, como ha sucedido en este caso.

Es importante señalar que los casos de desaparición de personas no se toman con la seriedad debida ni se investigan con el rigor necesario. Muy pocas veces se presentan los resultados una vez pasado el revuelo mediático, dejando una nefasta sensación de “caso no resuelto”. Menos aún se toman acciones de prevención basadas en estudios serios de victimización.

Al margen de la verdadera naturaleza de estos crímenes, la difusión sensacionalista de estas creencias tampoco es como para ser tomada a la ligera. Esto es potencialmente peligroso ya que de continuar el estado de alarma y miedo se pueden tener consecuencias realmente graves. En el peor de los casos un ambiente tan enrarecido podría  provocar que  población supuestamente afectada tenga una reacción violenta  que cause la muerte de un inocente cuya mala suerte haga despertar sospechas.

Además, como ya ha sido señalado en la entrevista al Dr. Almeyda, otra consecuencia de estos mitos o rumores es el gran temor que existe en la población en lo que a la donación de órganos se refiere. La idea de que se trafica con los órganos está dando vueltas en la sociedad, perjudicando la voluntad de donar y no se toma conciencia que por cada donante unas seis personas tendrían la oportunidad de mejorar su calidad de vida o sobrevivir.  En nuestro país, de acuerdo a una nota periodística aparecida el día  23 de noviembre en Perú 21,  unas 300 personas murieron el  año pasado esperando recibir la donación  de un órgano.

Reporte Alternativo considera necesario que la difusión de este tipo de casos se haga solo si se cuenta con los medios probatorios, con el fin de  no alarmar innecesariamente a la población, provocando eventualmente  consecuencias que tendríamos que lamentar.

En medio de esta situación, Mirada Ciudadana, ha continuado con los debates descentralizados sobre trata de personas, tráfico ilícito de migrantes y personas desaparecidas. Se ha realizado la segunda ronda de debates en Chiclayo  Cuzco, y  Junín,  iniciándose entre otros, la presentación de los resultados de una encuesta de opinión a funcionarios públicos, sobre la forma como se viene enfrentando la trata de personas en sus regiones.  Publicamos  al respecto en esta edición, una entrevista al Defensor del Pueblo de Cuzco, Dr. Silvio Campana.

Puede leer también:

Anterior Boletín N° 34: Silvio Campana, Defensor del Pueblo de Cusco
Siguiente Boletín N° 35: "Hay mucha corrupción de parte de las autoridades encargadas del control de este delito"

No hay comentarios aún

Deja un comentario u opinión

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *