Boletín Nº 81: «Hay más casos de trata en provincias que en las fronteras»


Con veintidós años de trabajo en unidades de investigación dentro de la PNP, el Técnico de Primera, Ismael Vásquez Colchado, es el Jefe de los Grupos Operativos de la Sección de Trata de Personas y Personas Desaparecidas de la Dirincri de Iquitos desde el 2008. En su oficina se han resuelto los casos de desapariciones y trata más conocidos de la región Loreto. Ahora nos narra su experiencia.

¿Cuál es la situación de los desaparecidos en Iquitos?
Desde enero tenemos registrados 61 denuncias de desaparecidos. Y de trata de personas, se han presentado 13 denuncias. Ahora bien, aunque inicialmente se denunciaron como trata, cuando se hicieron las investigaciones resultaron que no lo eran.

Y de esas 61 denuncias, ¿cuántas han sido resueltas hasta ahora?
El 95% de los casos ya ha sido resuelto. Por lo general las personas se desaparecen momentáneamente por una o dos semanas, y cuando ven que los buscamos se asustan y regresan a sus casas. A veces el enamorado que ha motivado la desaparición piensa que va a tener problemas con la policía y motiva a la joven a que regrese a su casa.

¿Estos casos de desaparición se relacionan necesariamente con la trata?
No, por lo general los desaparecidos son menores de 15 o 16 años que se fugan con sus novios o que quieren trabajar. A veces hay casos de niños pequeños -2 o 3 años- que desaparecieron al salir a la puerta de sus casas y resultaron en la casa de la vecina, una cuadra más allá, solo para engreírlos. Son desaparecidos por un par de horas y luego son ubicados.

¿Qué medidas toma la policía cuando sí se confirma una desaparición?
Si sospechamos que esa persona salió a provincias, tratamos de contactarnos por teléfono con la víctima o esperamos a que esta se contacte con su familia. Así obtenemos un número telefónico y tratamos de rastrearlo para saber desde dónde procede la llamada. En otras situaciones nos contactamos con las últimas personas que vieron a la víctima. Luego coordinamos con la policía de otras jurisdicciones y le enviamos la denuncia para que ellos asuman la investigación. Nosotros no tenemos capacidad operativa ni económica para viajar a la búsqueda de esas víctimas.

¿Cuál es la edad promedio de los desaparecidos?
Los adultos casi no se pierden, salvo los ancianos que por su propia edad no reconocen su hogar o las calles. Los desaparecidos suelen ser menores entre 13 y 17 años, la mayoría de asentamientos humanos, de familias en extrema pobreza. Y es que estos niños, cuando ven que sus padres no tienen posibilidades económicas para mantenerlos, deciden buscar trabajo por su propia cuenta o se evaden de sus hogares para no seguir pasando penurias. Luego sigue los que se fugan con sus enamorados.

¿Es una cuestión cultural que los jóvenes loretanos se fuguen de sus casas?
Sí, es muy común, y se da tanto por seducción como por la misma idea de ponerse a trabajar por necesidad. En este último caso abandonan su casa y salen a buscar empleo de manera voluntaria -como trabajo doméstico, por ejemplo-. A veces hemos logrado rescatar a menores en los puestos fronterizos de Brasil y Colombia y detener a sus acompañantes, y resultaba que la víctima no era víctima sino que había viajado por su propia voluntad, entusiasmada por querer conocer otro lugar y hacer algo de dinero.

¿Y las personas que movilizaban a los menores no eran tratantes?
No, a veces los mismos menores insisten a los adultos con negocios en las fronteras para que los lleven para trabajar. Aceptan porque creen que le están haciendo un bien al niño. No saben que podría ser visto como un delito.

¿Qué fronteras son las más vulnerables?
La de Leticia en Colombia y Tabatinga en Brasil. En esas zonas hay puestos de vigilancia pero existen ríos tan extensos que te puedes bajar de la lancha, caminas, evitas el control, y te vuelves a subir a la lancha. A veces los policías no se abastecen porque son pocos y no pueden revisar todas las embarcaciones.

O sea que por la geografía hay zonas que quedan fuera del alcance de la policía…
Sí, pero las situaciones de trata y desaparecidos no se registran tanto por las fronteras como por el interior del país. Con frecuencia los menores son llevados a Piura, Tumbes, Cajamarca, Trujillo, Huánuco, Lima, Ica, Arequipa y Puerto Maldonado.

Usted también mencionó que les faltan recursos para movilizarse fuera de sus jurisdicciones…
Iquitos es una región muy extensa geográficamente y es complicada recorrerla. Más aún cuando las víctimas de trata son trasladadas a través de ríos. Nosotros no podemos desplazarnos a muchos lugares. Si esto ocurre, coordinamos por radio con los puestos policiales para cuando esas embarcaciones atraviesen el lugar. Este año hemos aclarado muchos casos así con menores de edad.

¿Y es muy común que los tratantes utilicen los ríos de la zona?
Con frecuencia hacemos operativos en los puertos pero no entramos en jurisdicciones ajenas, porque no tiene sentido que perdamos tiempo y recursos desplazándonos tres días en embarcaciones. Al final lo que nos interesa es el rescate de la menor: por la distancia sería jugarse muchas cosas tratando de capturar al tratante. La prioridad lo tiene la víctima. El criminal podría ser denunciado e investigado y en el tiempo recibir una orden de captura.

 

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