Otros retos le esperan al recientemente nombrado Secretario Ejecutivo del Grupo de Trabajo Multisectorial del VRAE, Fernán Valer Carpio.
El uso de menores de edad como «niños de la guerra» por parte de Sendero Luminoso, el secuestro de poblaciones nativas para apoyo logístico, el uso de menores para la fabricación y transporte de cocaína y la explotación sexual de adolescentes, así lo confirman.
Todos ellos forman parte del delito de trata de personas.
Las recientes noticias denunciando la utilización de menores de edad en atentados terroristas en las zonas de influencia de «Sendero Luminoso» en el VRAE han reavivado la preocupación de la opinión pública en este aspecto.
El accionar de este grupo subversivo que contempla la utilización de menores en hechos violentos y más aún el secuestro entero de poblaciones nativas con fines de explotación, como ya había ocurrido con los Ashaninkas, constituye un claro caso de Trata de Personas. La explotación a la que es sometida esta población vulnerable viene acompañada de una pérdida de libertad cuyo objetivo es brindar beneficios materiales a sus captores.
Así una vez más, los remanentes de los grupos subversivos continúan una práctica que ya utilizaron durante los peores años de violencia interna: el empleo de menores de edad para la violencia y el mantener en situación de esclavitud grupos humanos nativos en las zonas que controlan para explotarlos de diversas formas, como nuestro entrevistado, el ex-Ministro del Interior Fernando Rospigliosi, describe con gran claridad.
Adicionalmente encontramos una alianza entre los elementos terroristas y el narcotráfico, que se expresa en la participación de menores de edad en las diversas etapas de la producción y transporte de cocaína en esa zona (pisado de la hoja en las pozas de maceración, «mochileo»), actividad ilícita que no sólo representa un peligro para su salud, sino que tiene efectos devastadores en su desarrollo personal y social.
Asimismo, el movimiento económico del negocio ilegal ha traído a la zona del VRAE la propagación de bares y centros de diversión en la que adolescentes son explotadas sexualmente, siendo los narcotraficantes los principales consumidores de sexo joven en esta zona.
La trata de personas, es en realidad, un fenómeno antiguo con múltiples manifestaciones contemporáneas. Además, presenta un nivel de complejidad que raras veces se aprecia en otros delitos producto de profundas causas de carácter socio-económico y cultural que requieren estrategias integrales para combatirla.
La utilización de niños, niñas y adolescentes en conflictos armados es una práctica inmemorial a lo largo de la historia. Los estados o bandos en conflicto no han dudado en utilizar a menores de edad en sus formaciones armadas ya sea como combatientes o en actividades auxiliares que igualmente exponen su seguridad.
El Estado peruano ha suscrito el Convenio Nº 182 de la Organización Internacional del Trabajo que califica el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados como una de las peores formas de ?trabajo? infantil. Al margen de los términos que se utilizan, lo que queda claro es que esta actividad constituye una de las peores formas de explotación contra uno de los grupos más vulnerables de la sociedad: niños y adolescentes.
En tanto delito cuya finalidad es la explotación, la Trata de Personas puede ser asociada a estas formas de reclutamiento que no sólo privan de libertad a sus víctimas sino que también ponen en riesgo sus vidas.
Reporte Alternativo coincide con nuestro entrevistado en que la solución a este problema debe llegar como resultado de un esfuerzo integral.
Como parte de este esfuerzo integral, Mirada Ciudadana desarrollará en la ciudad del Cuzco, una de las puertas de entrada al VRAE, una conferencia de prensa el martes 25 y el 5to Debate Descentralizado el miércoles 26 de agosto, con el objeto de sensibilizar a las autoridades y a la población. Dicho debate se llevará a cabo con el apoyo de la Defensoría del Pueblo de Cusco y el Centro Guamán Poma de Ayala.
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