La reposición de los derechos de las víctimas y sobrevivientes de la trata de personas es una obligación y debe ser una prioridad del Estado.
Las posibilidades de las víctimas para reintegrarse socialmente de una manera adecuada, requiere de una intervención integral que incluya como elemento fundamental el trabajo terapéutico y el acompañamiento psicológico. Delitos como la trata de personas no solo dejan una marca física producto de las inhumanas condiciones de explotación vividas, también existe una marca psicológica, probablemente menos evidente que las huellas del abuso físico, que las víctimas llevan a cuestas y que implica un periodo largo de recuperación.
De acuerdo a la Guía para la Atención a Víctimas de Trata de Personas, Las víctimas pueden presentar trastornos, de conducta y/o conducta disocial, trastornos emocionales, depresión, drogodependencia, y hasta trastornos neurológicos. Además, los síntomas psíquicos pueden estar asociados a otros, conduciendo a cuadros complejos que demandan intervención especializada y coordinada.
El nuevo reglamento de la Ley 28950 especifica dos niveles de intervención en la atención. El primer nivel, brinda asistencia y protección a víctimas y testigos del delito; y el segundo, garantiza su reintegración en la sociedad a nivel educativo y laboral. Si bien esta precisión representa un avance para el desarrollo de estrategias de intervención en cada una de las etapas por las que atraviesa una víctima, uno de los puntos débiles sigue siendo el acompañamiento en la recuperación de la salud mental de las mismas.
De acuerdo al Ministerio de Salud (Minsa), en enero de 2015 se contaba sólo con 700 psiquiatras, 1500 psicólogos y 7000 establecimientos de salud en el país, lo que evidencia de por sí una realidad complicada para la labor de velar por la salud mental de las personas. Recientemente, este ministerio anunció que tendrá implementado este año 40 Centros de Salud Mental Comunitarios en el país. Consideramos clave esta decisión, ya que esto significa un acercamiento de los servicios de salud mental a la población y, por ende, a las víctimas y/o sobrevivientes de la trata de personas, beneficiándolas en sus procesos de recuperación.
Por otro lado, si bien la recuperación psicológica de la víctima es fundamental para asegurar su proceso de reinserción, se hace necesario que el enfoque de salud mental del Estado se fortalezca desde la prevención del delito; ya que muchas veces son los factores de riesgo, como intolerancia, maltrato psicológico o físico, violencia familiar, abandono y hasta violencia sexual,los que influyen para que una persona sea más vulnerable a ser víctima de una situación de trata.
Fuente:
- Guía para la Atención a Víctimas de Trata de Personas en Centros de Atención Residencial de Niñas, Niños y Adolescentes. CHS Alternativo y Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Mayo 2016, pp.50.
- Nota de Prensa Minsa, sitio Web http://www.minsa.gob.pe/?op=51¬a=15983
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