Boletín N° 40: «Trata de personas en las carreteras del país ¿Hasta cuándo?»


En abril del 2009, se aprobó el Reglamento de Nacional de Administración de Transporte (Decreto Supremo No. 017-2009 MTC), que siguiendo el mandato del Reglamento de la Ley contra la trata de personas y tráfico ilícito de migrantes (Ley 28950), estableció como requisito para la venta de boletos de viaje de menores de edad, la presentación de la partida de nacimiento o del DNI y cuando corresponda, la autorización de viaje.

Esta norma, que entró en vigencia ese mismo año, buscaba de alguna forma paliar el principal patrón de la trata de menores de edad en el país, es decir el traslado de sus  víctimas, en la medida que el desarraigo de su centro de vida favorece el control sobre ella.

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones estimó para el año 2008 en más de 22 millones los pasajes terrestres vendidos solo en Lima, mientras que toda la región centro concentró más de 9 millones .

Un estudio regional de Mirada Ciudadana, identificó que al interior de las propias regiones coexisten rutas internas para el traslado de menores de edad con fines de trata de personas, por ejemplo solo en Junín se identificaron rutas en Satipo, Chanchamayo y la Oroya.

¿Habrá algún tipo de control en estas rutas?

Al parecer no. Basta dar una mirada a las noticias para constatar la facilidad con la que se pueden trasladar a las víctimas a nivel nacional.

Por otra parte, sabemos que los menores de 5 años pueden viajar en el transporte interprovincial terrestre sin boleto de viaje y menos sin figurar en el manifiesto de pasajeros. Hecho que agrava el riesgo de los menores de dicha edad a la venta de niños.  Es decir, pueden ser trasladados sin que opere al menos un mecanismo de control.

Más control menos rutas de explotación.

Con este nombre se implementará en breve una campaña dirigida a informar a las empresas de transportes acerca de la obligación antes señalada, sin embargo ¿esto será suficiente para mejorar los controles?, pensamos que no, pero servirá para poner en agenda un tema central en el país.

Esperemos entonces que las carreteras del país, no solo dejen de teñirse de sangre, sino sobre todo de impunidad por parte de quienes trasladan a menores de edad con fines de explotación.

Esta campaña, que sin duda generará respuestas de los pasajeros acostumbrados a viajar sin mayores controles en el trasporte terrestre, servirá además para conocer cuán ciudadanos somos al momento de proteger a los menores de edad.

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