N° 254: Una lucha mundial


24 millones 900 mil personas, de diferente nacionalidad, género y edad, son actualmente víctimas de trata de personas: uno de los crímenes más atroces, humillantes y, a la vez, rentables en el mundo.

De acuerdo al Departamento de Estado de los Estados Unidos, 24 millones 900 mil personas, de diferente nacionalidad, género y edad, son actualmente víctimas de trata de personas: uno de los crímenes más atroces, humillantes y, a la vez, rentables en el mundo. La impresionante cifra de víctimas –que equivale a, por ejemplo, la población de Australia-  da cuenta del alcance global de este delito y de cómo, pese a los esfuerzos de la sociedad civil y de los gobiernos, la explotación humana sigue siendo una amenaza real y constante para las personas y, en particular, para los que se encuentran en estado de vulnerabilidad.

Esta reflexión cobra relevancia porque hace unos días se conmemoró el Día Mundial de la Lucha contra la Trata de Personas, celebración instaurada en 2013 por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Como indica la UNODC, este delito afecta prácticamente a todos los países del mundo, bien sea como lugar de origen, tránsito o destino de las víctimas que son, en su gran mayoría, mujeres.

En efecto, según la UNODC, la mayoría de víctimas son mujeres adultas, aunque el número de víctimas jóvenes también ha ido creciendo. Respecto a la trata de personas con fines de explotación sexual, la vasta mayoría de las víctimas también son mujeres, al igual que el 35% de las víctimas de trata de personas con fines de explotación laboral, tanto adultas como niñas.

Ahora, si bien hay elementos comunes en la configuración del delito de trata de personas, su complejidad, los distintos actores que pueden intervenir y las diversas realidades existentes hacen que cada región sufra este delito de forma particular. Inclusive hay países donde las víctimas pueden llegar a ser criminalizadas mientras que los tratantes permanecen impunes.

De esta manera, como menciona la propia UNODC, hay considerables diferencias regionales entre el perfil de sexo y edad de las víctimas de trata de personas. En África del Oeste, la mayoría de las víctimas detectadas son tanto niñas como niños, mientras que en Asia del Sur, las víctimas son igualmente hombres, mujeres y niños. En Asia Central, existe un gran número de víctimas hombres en comparación a otras regiones, mientras que en América Central y el Caribe, la mayoría son mujeres jóvenes.

En cuanto a las finalidades, la trata de personas con fines de explotación sexual es la más común a nivel mundial; sin embargo, no ocurre con igual intensidad en todas las regiones. El trabajo forzoso es la finalidad más común de trata de personas en África subsahariana. Asimismo, también es la mayoría de casos en Oriente Medio y, en su mayoría, involucra a hombres adultos. En el caso de Asia central y del sur existe un cierto equilibrio entre los casos de trata de personas tanto con fines de explotación sexual como laboral.

En tanto, respecto a la edad, en América, Europa, Asia del Este y el Pacífico la mayoría de las víctimas de explotación sexual son mujeres, tanto adultas como niñas. En América Central y El Caribe, la mayor parte de las víctimas son menores de edad.

A nivel de Sudamérica, la mayoría de víctimas de trata de personas son mujeres (además del 80% en 2016). Si bien de esta cifra, el 51% son mujeres adultas y el 37% son menores de edad. En Bolivia y Perú, hay más víctimas menores de edad que adultas; en Ecuador, en cambio, la mayoría de víctimas son adultas. Países como Argentina, Chile y Uruguay reportan que el más de 60% de víctimas de trata de personas son mujeres; similar situación se vive en Colombia y Venezuela.

Según la información que maneja la UNODC, y en línea con su último reporte, la mayoría de las víctimas de Sudamérica sufrieron de trata de personas con fines de explotación sexual. La data indica que en 2016, en Sudamérica, las finalidades de la trata de personas fueron: 58% explotación sexual, 32% explotación laboral y 10% el resto.

En cuanto al desempeño del Perú en relación a otros países cercanos, y de acuerdo a la evaluación que realiza todos los años el departamento de Estado de los Estados Unidos de América, Argentina y Chile están por encima de nosotros. Asimismo, los dos países con peor puntaje son Bolivia y, un escalón más abajo,Venezuela.

La lucha contra la trata de personas a nivel mundial da pasos aunque a velocidades y voluntades distintas. En ocasiones, los gobiernos que por un lado luchan contra este flagelo, por el otro, descuidan los factores que mantiene vulnerable a su población. Finalmente, solo la permanente suma de voluntades, tanto civiles como gubernamentales, permitirá que la lucha contra la trata de personas sea eficaz. Es, por tanto, labor de nuestras autoridades, pero también no lo olvidemos que es nuestra labor.

 

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